En España está mandado que no se hagan en moneda de vellón pagamentos que pasen de la suma de 300 reales de la misma moneda. Auto 76 de los acordados, lib V. tit. 21. Pragm. de 14 de Nov. de 1652 y de 5 de Mayo de 1772. (Nota de la primera traducción del Say.)
Véase mi papel de la Inglaterra y de los ingleses, 1815, tercera edición, página 50 y siguientes. (N. del A.)
Véase Ricardo's proposals for an economical and secure currency, 1816. Parece que el parlamento ha adoptado en 1819 el medio propuesto por Mr. Ricardo. Es ésta un experiencia interesante, que aun prescindiendo de su resultado, contribuirá a los progresos de los conocimientos económicos. (N. del A.)
Se da el nombre de billón a una mezcla en que entra una cuarta parte o la mitad de plata fina, y lo demás es cobre. (N. del A.)
Mongez, Consideraciones sobre las monedas, página 31. (N. del A.)
Si la letra de cambio sobre Londres se ha de pagar allí, no en dinero efectivo, sino en papel-moneda, bajará su curso en París a 21 francos, a 18, y quizá a menos, por cada libra esterlina, a proporción del descrédito en que se halle el papel-moneda de Inglaterra. (N. del A.)
En los gastos comprendo el transporte, sus riesgos, y los gastos de contrabando, si hay prohibición. Los gastos de contrabando se aumentan en razón de la dificultad de las comunicaciones. Todos estos riesgos se valúan por medio de seguros. (N. del A.)
Nótese bien que digo solamente con respecto al comercio extranjero; porque las ganancias que adquieren los negociantes usando de monopolio con sus compatriotas, no son en el todo ganancias para el Estado. En el comercio entre compatriotas no hay más ganancia para todos que el valor de una utilidad producida. (N. del A.)
Hubo de estos establecimientos en Venecia, Génova Amsterdam y Hamburgo; pero fueron destruidos por la guerra horrorosa que ha trastornado tantos Estados. No es inútil dar una idea de la naturaleza de semejantes establecimientos, los cuales pueden renovarse. Por otra parte servirá esto para comprender mejor la historia de los países que los admitieron, y la del comercio en general. En fin, era necesario abrazar todos los medios que han discurrido los hombres para suplir los usos de la moneda. (N. del A.)
No se trata aquí del dinero enterrado, el cual tiene tan poco relación con nuestro objeto como los metales que están todavía en la mina. (N. del A.)