Cuando en 1790 se reembolsó en papel-moneda el importe de todos los cargos y empleos suprimidos por el nuevo gobierno de Francia, todos los titulares de aquellos cargos y empleos cambiaron sus asignados por metales preciosos, o por otras mercancías de un valor real, que se llevaron consigo o las enviaron a país extranjero; resultando de esto a Francia una pérdida casi tan grande como si hubiera hecho el reembolso en valor efectivo; porque el signo no había experimentado todavía gran desestimación. Es imposible, aun cuando un ciudadano emigre, impedir la extracción de sus bienes siempre que él esté bien decidido a hacerlos pasar a país extranjero. (N. del A.)
Rainal, Histori filos. y polít. Lib. VI. (N. del A.)
Cuando los negros de las orillas del Gambia comenzaron a tratar con los europeos, era el hierro la cosa que más estimaban, porque les servía para hacer instrumentos de guerra y de labranza. Llegó a ser el hierro el valor con que compararon todos los demás: muy en breve no intervino ya sino por suposición en los contratos, y se cambió en aquellos países un marojo de tabaco, compuesto de 20 u 30 hojas por una cantidad de ron, de 8 u 10 cuartillos, según la mayor a menor abundancia de la mercancía. En aquel país todas las mercancías, sirven de moneda, unas con respecto a otras; mas esto no evita ninguno de los inconvenientes de los cambios en especie, que se reducen principalmente a no poder ofrecer una mercancía que sea siempre de fácil salida, y que pueda proporcionarse, en cantidad y en valor, al valor de todos los productos. Véase el viaje de Mongo-Park por África, tomo I cap. 2. (N. del A.)
Riqueza de las naciones, Lib. I, cap. IV. (N. del A.)
Las leyes de Lacedemonia ofrecen una prueba de lo que he dicho, esto es, que no puede bastar la autoridad de la ley para establecer el curso de la moneda. Quiso Licurgo que la moneda fuese de hierro precisamente, para que no se pudiese amontonar ni transportar con facilidad una gran porción de ella; pero oponiéndose esto mismo a uno de los principales usos de la moneda, fue violada su ley, a pesar de que no ha habido legislador tan obedecido como Licurgo. (N. del A.)
Unidad de peso en el nuevo sistema de Francia. Equivale a 20 gramos del marco de Castilla. (N. del A.)
En la actual moneda de plata de Francia hay un décimo de cobre sobre nueve de plata fina; y el valor del cobre es al de la plata como uno a sesenta con corta diferencia. Así que, el valor del cobre contenido en nuestra moneda de plata viene a ser la sexcentésima parte del valor total de nuestras piezas de plata, esto es, a penas un céntimo sobre 5 francos. Suponiendo que se quisiese separar de ellas el cobre, no cubriría éste los gastos de la operación, además del precio de la fabricación de la moneda, el cual sería perdido. Se desprecia pues en la valuación de la moneda; y no se ve en una pieza de 5 francos más que 22 1/2 gramos de plata fina que se encuentra en ella, aunque su peso total sea de 25 gramos, incluso el cobre.
La moneda de plata de España tiene una dozava parte de liga sobre once de plata fina. (N. del A.)
Téngase aquí presente la ventaja peculiar de la moneda de poder separar el valor de lo que se vende en tantas y tan pequeñas porciones come se quiera; de modo que un mercader joyero puede, por medio de ella, cambiar una parte del valor de sus alhajas por un sueldo u seis maravedís de hierba. (N. del A.)
Mr. Ricardo, y algunos otros sostienen que los gastos de extracción son los que determinan exclusivamente el precio de los metales, esto es, la mayor o menor cantidad de ellos que se ofrece en cambio de cualquiera otra cosa; y establecen por consiguiente que nada influye en esto la necesidad que se tiene de adquirirlos. Pero esto es contradecir la verdad más comprobada por la experiencia, la cual nos muestra diariamente que el pedido aumenta el valor de las cosas. Si se llegase, por ejemplo, a descubrir tales cantidades de plata nativa que este metal viniese a ser tan común como el cobre, tendría, en calidad de moneda, los mismo inconvenientes que encontramos ahora en el cobre, y se usaría más generalmente del oro como moneda. Aumentándose el pedido del oro, se haría más precioso este metal, y se trataría de beneficiar minas de oro que ahora están abandonadas, porque su producto no cubre los gastos de extracción. Es verdad que estos gastos serían más considerables, ¿pero podría negarse sin embargo que el aumento del valor procedía del aumento del pedido? La necesidad de adquirir esta mercancía haría que se conviniese en pagar mayores gastos de producción. (N. del A.)
Para que el banco pudiese reembolsar sus cédulas, sería necesario que el gobierno inglés, que es su principal deudor, empezase por reembolsarle en numerario metálico, y que para esto comprase metales preciosos por medio de sus ahorros o de nuevas contribuciones impuestas a la nación: lo que sería reemplazar una máquina maltratada que no tiene ningún valor, pero que hace su oficio, con otra enteramente nueva, que sería preciso comprar, y costaría mucho. (N. del A.)