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La apertura de mercados internos que sobrepasen las estrictas esferas nacionales es, asimismo, algo que la creación del mercado único ha de favorecer. Los centros de excelencia sanitaria adquieren de este modo proyección europea y no sólo los flujos fronterizos territoriales pueden acabar siendo objeto de concertación. (N. del A.)
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La política de concertación externa resulta particularmente apropiada cuando se trata de actividades repetitivas, bien resueltas desde el punto de vista técnico y de menor contenido motivacional. Mientras que algunas de las actividades públicas son capaces de compensar con aspectos de creatividad, acceso a determinados factores, etc., el incentivo que puede no ofrecer el empleo y el salario público, aquél otro tipo de actividades más rutinarias no, siendo por tanto objetivo prioritario para la contratación externa, ya que en su producción, posiblemente, el sector público no tenga ventaja comparativa alguna. Ello puede facilitar que el gestor público se concentre en mayor medida en aquellos aspectos relativos a la eficiencia asignativa de los productos intermedios al servicio de los productos finales. (N. del A.)
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Aunque dicha modalidad no supone hoy de hecho contratación externa alguna por parte del sector público, sino una modalidad de seguro, su análisis aquí se justifica por el hecho de que diferentes autores (Enthoven, 1986) han postulado dicha forma de prestación como una de las reformas políticamente factibles dentro de los Sistemas Nacionales de Salud. Se trataría con ello de introducir mayores posibilidades de elección en favor del consumidor, sin que pierda el sector público la responsabilidad regulatoria y de financiación.
A grandes rasgos, dicha modalidad de concertación consiste en la «compra», por parte de los consumidores, de la condición de miembro (en lugar de comprar un seguro médico propiamente dicho) de una de las Organizaciones. Consecuentemente, cuando un afiliado necesita asistencia puede acudir a alguno de los centros (propios o concertados) de la organización a la que se pertenece. La financiación sigue, por parte del sector público, la elección del usuario. Supone, por tanto, un pago anticipado sobre una base anual, realizado antes y no después del tratamiento. Los costes se imputan a la organización y no al paciente.
Todo lo anterior hace que las HMO se asemejen bastante a una especie de medicina socializada promovida por empresas, aligerada, sin embargo, de algunos de los grandes problemas presentes en los sistemas tipo Servicio Nacional de Salud. Se postula en favor de las HMO su capacidad de motivar a los profesionales sanitarios a través de incentivar la mejora en la calidad asistencial (atracción de afiliados) y la contención de costes (a la búsqueda de un pre-pago más competitivo). (N. del A.)
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Por ejemplo, si se acepta la deseabilidad de que «causa justa» y «proceso debido» informen la actividad pública, y de este modo que la información privilegiada, la intuición, etc., no puedan fundamentar una decisión pública. (N. del A.)
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Hasta hace poco, coeficientes prefijados de personal por cama, y entre distintas categorías de personal, han sido establecidos para la planificación de plantillas en el Insalud. (N. del A.)
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Se trata del coste para el hospital y no de salarios recibidos. Corresponde a una muestra de hospitales públicos del Instituto Catalán de la Salud. (N. del A.)
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Estimación sobre una muestra de 30 nóminas de unos mismos individuos para las distintas categorías de profesionales, a 30 de septiembre de 1986 y a 30 de septiembre de 1991 de un centro hospitalario considerado representativo del sector. (N. del A.)
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Los términos de error en estas ecuaciones se suponen con media cero. Restricciones adicionales surgen de que, dado que los porcentajes han de sumar cien, la suma de los términos de error deba ser cero. Una ecuación habrá de eliminarse, por tanto, del sistema. (N. del A.)
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Véanse los detalles en López y Wagstaff (1988). (N. del A.)
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Este es un resultado que no puede considerarse más que tentativamente, ya que los gastos en suministros sanitarios que aparecen en la Encuesta de Establecimientos Sanitarios, de donde se recoge la muestra, pueden estar minusvalorados dentro del total del gasto (representaban tan sólo en 1979 un 12,6%. sobre el total), amén de los problemas de multicolinealidad detectados en la estimación. (N. del A.)