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171

Marie-Claire Petit, Les personnages féminins dans les romans de Benito Pérez Galdós (Paris: Bibliothèque de la Faculté des Lettres de Lyons XXI, 1972) pp. 386-387.

 

172

Robert Russell, p. 105.

 

173

See Raymond Carr's discussion of Spanish liberalism and the disinheritance of the poor on p. 55 of Spain: 1808-1939.

 

174

Carr, pp. 54-56.

 

175

Carr, pp. 281-282 and 431-432.

 

176

Sara E. Cohen, «Almudena and the Jewish Theme in Misericordia», Anales galdosianos, 8 (1973) p. 51.

 

177

La batalla de los Arapiles (Madrid: Imprenta de J. Noguera a cargo de M. Martínez, 1875).

 

178

En el epílogo a la edición ilustrada de los Episodios, fechado noviembre, 1885, Galdós puntualiza: «A principios de 1873, año de grandes trastornos, fue escrita y publicada la primera de estas novelas, hallándome tan indeciso respecto al plan, desarrollo y extensión de mi trabajo, que ni aun había fijado los títulos de las novelas que debían componer la serie anunciada y prometida con más entusiasmo que reflexión. Pero el agrado con que el público recibió La Corte de Carlos IV sirvióme como de luz o inspiración, sugiriéndome, con el plan completo de los Episodios Nacionales, el enlace de las diez obritas de que se compone y la distribución graduada de los asuntos, de modo que resultase toda la unidad posible en la extremada variedad que esta clase de narraciones exige». (Un faccioso más y algunos frailes menos, Madrid, La Guirnalda, S. A.), capítulo XXXI, p. v.

En una carta a Clarín vuelve a comentar su falta de premeditación: «El año 1873 escribí Trafalgar sin tener aún el plan completo de la obra; después fue saliendo lo demás. Las novelas se sucedieron de una manera... inconsciente» (Obras de Clarín, Madrid, Renacimiento, 1912, I, 27, citada por Montesinos en Galdós, tomo I, Madrid, Castalia, 1972, p. 84).

Contra estos testimonios del propio autor, la crítica ha ofrecido una perspectiva que atenúa esta supuesta falta de previsión. Tanto Montesinos (ibíd.), como Hinterhäuser (Los Episodios Nacionales de B. P. G., Madrid, Gredos, 1963, p. 25) señalan que la enumeración que hace Gabriel Araceli al final del primer capítulo de Trafalgar («Trafalgar, Bailén, Madrid, Zaragoza, Gerona, Arapiles!... De todo esto diré alguna cosa, si no os falta la paciencia») puede entenderse como por lo menos un esquema inicial de la primera serie. Rodolfo Cardona, en sus «Apostillas a los E. N. de Hans Hinterhäuser» (Anales galdosianos, III (1968), p. 120), aporta más datos -encontrados entre los papeles personales de Galdós- de los que se deduce que, al publicar Trafalgar, todavía no había determinado el autor los títulos de la primera serie, si bien «sabía que sería la primera de una serie de diez novelas y que éstas llevarían el título general de Episodios nacionales». Sin embargo, tres meses después de acabar Trafalgar, entre mayo y julio de 1873 -nos especifica Cardona- «Galdós ya había concretado bien el plan de su primera serie».

Sea cual fuere la fecha exacta de la fijación del plan de la primera serie, las reiteradas autocensuras de Galdós, y en especial las apreciaciones que aquí publicamos, escritas apenas acabar La batalla..., hacen patente su insatisfacción ante el apresuramiento que caracterizó la composición de sus primeros diez episodios, acabados en poco más de dos años.

 

179

Un faccioso más y algunos frailes menos, capítulo XXXI, p. II.

 

180

Esta promesa, lanzada con el fin de estimular la venta de la serie futura, no se cumpliría. ¿Obedecería a una idea primera acerca de la estructura de su segunda serie?

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