Visor de obras.

Al buen empleo de su amor y frutos que de él sintió

de interiores sentimientos. Habla el alma que los padecía, con su corazón

De afectos interiores de amor de Dios

en que, de paso, va tocando lo sucedido, en su espiritual camino

En que se muestra el sentimiento que tiene de no acertar a dar gusto a su señor: quéjase amorosamente y pídele su divina ayuda, representándole las razones que hay para esperarla de su divina mano.

del testamento de Silva

Es una consideración que muchas veces debió de pasar, como se refiere aquí: Sígnifícase en la ternura del pecho de Cristo, lleno de amor para con la naturaleza, con quien habla, y con cada una de las almas en particular. Y, cantares semejantes, llenos de afectos de amor divino, si se: dicen u oyen con consideración, encienden mucho el que hallan en nuestro pecho;, que, si las de amor vano y vil son tan perjudiciales por el fuego que suelen emprender en un alma mundana, ¿cuánto será la fuerza de éstos, que son de amor tan inmenso y verdadero?

A Cristo Nuestro Señor

De afectos de amor de Dios

Sobre sentimientos de amor y ausencia

Sobre sentimientos de ausencia de Nuestro Señor.

Hecho en aprietos diversos del alma, que le ocurrieron a un mismo tiempo, y dando sobre su corazón lo apretaron fuertemente.

Del amor que tiene a las almas.

de sentimientos de amor y ausencia profundísimos.

a la ausencia de su dulcísimo Señor en la Sagrada Comunión.

¡Hostia!

al Santísimo Sacramento; en que habla el divino Verbo inmenso con el alma que le está recibiendo de las manos del sacerdote.

Del encendido amor con que Cristo Nuestro Señor deseó y esperó el día en que había de dejar restaurado la naturaleza humana, a costa de su inestimable vida temporal, acabada entre innumerables oprobios.

a Cristo Nuestro Señor

Refiere el esfuerzo con que un alma que ama a Cristo Nuestro Señor se determina a buscarle e irse a Él, y, pospuesta toda dificultad, se ofrece a los innumerables trabajos, desamparos y peleas que se le interpusieren, como bravo mar que, atravesado delante de los ojos, pretende enflaquecer la fortaleza del ánimo, aunque en vano, cuando el amor divino tiene tomada la posesión. Y dice que, así como el fuego del alquitrán se aumenta con el agua, así el amor de Dios recibe gran acrecentamiento con las saladas aguas de las adversidades y enemigas impugnaciones. Llama sirenas del mar a las prosperidades encantadoras y gustos halagüeños de mortífero veneno.

A Cristo Nuestro Señor, sobre su divino pie izquierdo, el cual se mostraba en una imagen de la columna, de ella amarrado

Al mismo pie izquierdo de Cristo Nuestro Señor, que (como dicho es), se parecía atado por un lado de la columna.

en que se muestra cuán vivos sean y cuán justos los sentimientos del alma que ama a Dios, cuando halla faltas en su correspondencia, aunque inadvertidas y poco voluntarias; y que el remedio último de estos aprietos es aquel a que forzosamente ellos la obligan, que es salirse de sí misma huyendo al soberano refugio y presencia de Cristo Nuestro Señor, a do hallaba felicísima acogida.

Del alma que, determinada con ánimo del cielo a buscar a Cristo Nuestro Señor y seguirle, descubrió sus divinas huellas en los desprecios, desamparos y trabajos temporales, admitidos y estimados por su amor; y, experimentadas las dificultades de este camino estrecho, las halló allanadas con aquellos pies soberanos que, rompiendo por ellas, tuvieron fuerza y virtud para volver dulce y apacible lo que en sí era antes escabroso y amargo.

en el cual se muestra un alma muy herida del amor de Dios.

sobre aquellas primeros y divinas palabras de Los Cantares: «Osculetur me osculo oris sui», entendidas en persona de un alma que íntimamente deseaba a Dios.

en que refiere el tiempo y modo con que fue Nuestro Señor ganando el alma y robando la voluntad para sí, con lo demás que a esto se sigue.

Sobre haber unos vendido el Santísimo Sacramento a un moro, que hiciese hechizos dél, en Madrid, año de 1597.

Al Ecce Homo

sobre interiores sentimientos del alma.

Declara el señorío y fuerza de amor, considerada en el mismo Jesús; y cuáles han de ser los pechos en que El ha de tomar posesión y vivir de asiento.

A la Navidad: llama cristalina fuente a Cristo Nuestro Señor y también la fe, adonde infaliblemente se ven y muestran estas verdades

de afectos de amor encendidísimo y deseos de martirio

Para una señora grave, a quien ella amaba mucho y deseaba verla muy ocupada en cosas espirituales, porque era muy para ello, y no derramada en ocupaciones y correspondencias humanas, aunque con buen fin

a los divinos ojos de Nuestro Señor

De un desafío al mundo

y se reduce a penitencia.

En la profesión de alguna religiosa